miércoles, 14 de septiembre de 2011

Bajo las glicinias

Dice mi padre que un jardín secreto es el mejor lugar para contar la verdad. Siempre me enseñó que andar en círculos no sirve de nada, que es más útil descansar en un banco de jardín y buscar las palabras. Por eso estoy hoy aquí, para decirle a Manuel que ya no puedo continuar así, en esta relación encerrada entre cuatro paredes.
Al principio todo era distinto, existían las rosas en el desayuno, las sonrisas antes de ir a trabajar, las tardes tumbados en la hierba, bajo los robles del parque; y sobre todo existían los sueños, como si viviésemos bajo las cuatro esquinas del cielo.
Pero después llegaron los otoños y las hojas secas, después comenzó a robarme el aire. Durante un tiempo quise quererlo, quise sentarme a su lado en la mesa y tener algo que decirle, intenté buscar la excusa perfecta para continuar atada a su lado. Pero las excusas son apenas eso, excusas... e intervalos de silencio que no sirven para nada. Por eso estoy aquí, sí, para contar la verdad y poder seguir viviendo.

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