jueves, 15 de julio de 2010

Desv(ar)ios

La del globo rojo. Esa tiene la culpa. Cuando se subió al tejado de zinc y cantó su canción todo comenzó, como comienzan los momentos que no tienen remedio. El ruido, un pedazo de cielo, tres de viento, dos golpes en la cabeza, un pie torcido, alas que no se deben abrir, para que la picardía no surja en el momento último. Y todos los pájaros acabaron muertos.